lunes, 24 de junio de 2013

Las trampas de la Generalitat con las evaluaciones lingüísticas en Cataluña

 

Las pruebas de castellano son notablemente más fáciles que las de catalán

 

Barcelona.- El pasado viernes 14 de junio la consejera de Educación del gobierno catalán, Irene Rigau, presentó en rueda de prensa los resultados de las pruebas de competencias básicas de los alumnos de Cataluña. Rigau enfatizó que la nota de castellano estaba por encima de la de catalán, lo que, según ella, demuestra su buen aprendizaje bajo la inmersión lingüística. Pero, ¿cómo eran las pruebas? ¿Tenían la misma dificultad los exámenes de ambas lenguas?
La plataforma lingüística Convivencia Cívica Catalana ha analizado las pruebas de competencias básicas en Cataluña de este año 2013 y constata que las pruebas de evaluación de castellano han sido notablemente más sencillas y fáciles que las de catalán. La entidad considera que el objetivo del gobierno catalán ha sido elevar artificiosamente las puntuaciones de lengua española de los alumnos de Cataluña con una clara finalidad política.
Convivencia Cívica Catalana constata, de nuevo, la técnica del gobierno catalán de utilizar un doble rasero para evaluar los conocimientos lingüísticos de los alumnos en Cataluña.
Las pruebas de castellano se diseñan expresamente para ser fáciles con el objetivo de que las puntuaciones salgan artificialmente elevadas y poder afirmar de forma engañosa que con las únicas dos horas a la semana de enseñanza de español de la inmersión se aprende suficientemente esta lengua.
Por el contrario, las pruebas de catalán se diseñan expresamente para ser difíciles con el objetivo de que las puntuaciones salgan artificialmente bajas y poder afirmar que es necesario profundizar en el aprendizaje del catalán porque los alumnos no lo aprenden suficientemente y seguir aplicando la inmersión y la enseñanza solamente en catalán.
Los mismos alumnos corroboraron la diferencia de nivel de las pruebas. El porcentaje de alumnos que consideraron “muy fácil” la prueba de catalán fue del 8.5%, y los que consideraron “muy fácil” la de lengua española subió hasta el 14.4%.
El análisis efectuado de las pruebas de competencias básicas concluye que los exámenes de catalán tenían textos más largos, un vocabulario notablemente más complejo y las preguntas efectuadas a los alumnos eran de mayor dificultad que en las pruebas de castellano. En concreto:
1.- Los textos a analizar por los alumnos eran más largos en catalán que en castellano, lo cual constituye una desventaja para la comprensión y memorización de datos por parte del alumno.
2.- El vocabulario utilizado en los textos en catalán era notablemente más dificultoso que el utilizado en las pruebas de castellano. Se utilizaban palabras y expresiones tres veces menos frecuentes para evaluar el nivel de catalán de los alumnos que el de castellano. A título de ejemplo, niños de 11 ó 12 años debían entender en la prueba de catalán palabras tan inusuales como “metxera”, “muixer”, “samoiede”, “bagant”, “malamut” o “eixordadora”.
3.- En la prueba de catalán se planteaban a los alumnos menos preguntas de tipo literal, es decir, de resolución inmediata a partir de la sola lectura del texto, que en la de castellano. En los exámenes de catalán son más frecuentes las preguntas de modo inferencial, de tal manera que en ellas el alumno debe realizar un esfuerzo adicional por obtener información o establecer conclusiones que no están expuestas de manera explícita.

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