domingo, 22 de octubre de 2017

LA GUERRA QUE SE ACERCA EN CATALUÑA Y EL BOICOT COMERCIAL

Nadie habla de ella, pero la veo venir.

Ucrania 2014


Nadie la vio llegar en  1914, en  1939, en Yugoeslavia o Siria.

Yo tampoco la vi llegar en Donbass, de donde es mi mujer, la zona separatista de Ucrania que quería unirse a Rusia, pero llegó.

Estuvimos en Donetsk  viendo a su familia unos meses antes de que llegase y si nos hubiesen dicho la que se iba a armar en lo que era un remanso de paz y tranquilidad,  nos hubiésemos hartado de reír.

Pero  de improvisto, sin que nadie se diese cuenta, como muchas veces llega, llegó.
En España no tenemos ni la menor idea de lo que pasa en esa zona porque es una guerra que no interesa a nadie.

Uno de mis sobrinos en edad militar, Igor, que su madre escondió en una pequeña aldea,  vio llegar los camiones militares de la otra zona y pudo irse corriendo a un bosque cercano, desde donde vio cómo fusilaban a todos los hombres en edad militar.

Mi suegra, tras refugiarse con familia de  la otra zona, volvió a su casa, muy cerca del frente, no pudiendo soportar los continuos insultos de la gente, o la denuncia de uno de sus familiares hacia el mismo chaval de antes que había acudido también en busca de refugio en casa de esos familiares –denuncia entre primos- para que se alistase en el ejército.

A pesar de nuestros continuos ruegos para que se venga a España o se vaya a otro sitio, ahí sigue en su casa, con uno de los laterales totalmente destruido por una bomba, y con continuos ataques de nervios, cuando la artillería se acerca en demasía a su barrio… pero ella quiere morir en su tierra… No sigo con los horrores, pero los muertos y heridos, muchas decenas de miles, están ahí, algunos ahora, ahora mismo, pudriéndose en las cunetas o en las trincheras.

Y las circunstancias de  Donbass eran prácticamente idénticas a las de Cataluña. La zona más industrial y rica, con diferencia, de Ucrania. Una lengua distinta al resto del país. Un sentimiento de superioridad y mantener al resto del estado… Y la creencia que cuando se hiciesen independientes, al momento Rusia la cogería con los brazos abiertos y se dispararía su nivel de vida.

…Y la locura sigue su curso… ¿Qué hacemos para evitar ese próximo derramamiento de sangre?... ¿Qué hacemos?... ¡¡QUÉ HACEMOS!!...

A estas alturas, sólo se me ocurre una cosa. Una cosa muy, pero que muy dolorosa, pero que puede salvar muchas, muchas vidas:  guerra comercial a Cataluña: BOICOT PROVISIONAL A LOS PRODUCTOS CATALANES.

Sí, compatriotas catalanes: Sólo veo una manera de evitar la locura que se acerca rápidamente: Haceros ver que la independencia es una absoluta barbaridad que os dejará en la más mísera de las ruinas de la que difícilmente podréis salir, haceros ver que  vuestras empresas se encuentran en la necesidad de trasladarse al resto de España.

Que los catalanes son muy queridos en España y en  Europa, pero  que los independentistas ni los queremos en España, ni los quieren en Europa, y llevan a la ruina a TODA CATALUÑA.

Soy plenamente consciente que esta medida va a perjudicar y mucho, a todos los catalanes, incluidos a los buenos y queridos compatriotas catalanes que se sienten españoles, pero no encuentro otra salida para defenderos de esos locos independentistas, que cuando vean que su bolsillo peligra, seguro que más de uno se lo piensa dos veces. Hemos sido demasiado débiles con ellos y una simple medicina no basta, es necesario operar, con dolor y abundante pérdida de sangre, pero la alternativa es la muerte. La muerte de muchos chavales como mi sobrino Igor, que no tienen la más remota idea de lo que les espera.

POR MANOLO LUQUE

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